¡Un brindis por el ingenio!

Para los chinos, la palabra crisis contempla también otro significado: la oportunidad. Es en esos momentos en los que todo sale mal y no parece haber salidas, cuando hay que agudizar el ingenio para poder torcer la historia. Eso mismo es lo que pensaron Roberto Cardón y Hugo Olivera (Foto) en 2001, cuando quedaron desempleados en los talleres de matricería y mecánica en los que trabajaban. Fue durante esa gran recesión económica con serios conflictos socio políticos, cuando diseñaron y patentaron el «descorjet», un «descorchador» de vinos espumantes, que resuelve el problema de la falta de seguridad y la incomodidad a la hora de destapar una botella de champagne o de sidra. La idea nació al observar un hecho cotidiano. Durante una fiesta, un mozo había tenido que descorchar más de 60 botellas de champagne y había terminado con sus manos lastimadas. Como en tantas otras historias de inventores, el problema se transformó en desafío. Realizado en acero inoxidable, posee una tapa frontal y dos laterales realizadas en plástico ABS cromado o bañadas en oro de 24 kilates.
Sin embargo, el camino que debieron realizar para ver concluida su obra fue largo y penoso. Si bien tenían una muy buena idea y un excelente prototipo funcional, la cobertura de patente de invención era muy débil y no tenían una visión clara de cómo comercializar el producto. Ayudados por la Asociación Argentina de Inventores, se abocaron a corregir y fortalecer su proyecto, rehicieron el documento de su patente, mejoraron el diseño, y desarrollaron una estrategia para la línea de producción, y de venta del descorchador. Asimismo, resolvieron con éxito varias cuestiones relativas a la obtención de patentes en otros países.
En 2002, el «descorjet» logró la Medalla de Oro en el Salón Internacional de Inventos en Suiza y fue galardonado con diploma de honor al mejor producto en diseño y terminación compitiendo con otros 1000 inventos de más de 45 países.

Hoy, esta invención creada en un taller particular es un producto exportable en el mundo entero con patentes en más de 25 países (Argentina, Brasil, México, EE.UU, Canadá, Unión Europea, Australia, Nueva Zelanda entre otros). El producto se fabrica en la Argentina para abastecer al Mercosur, y en Taiwán para distribuirlo al resto del mundo. La empresa misma controla la fabricación y comercialización y son los mismos socios quienes trabajan en la elaboración.

¡Salud!

Por Esteban Martínez

publicadas por esteban martínez 

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