Informe de la Auditoría General de la Ciudad reveló irregularidades en¨Compra de Insumos del Ministerio de Salud durante la Emergencia Sanitaria¨


Entre otras cosas la Auditoría ha observado falta de control interno en la contratación y
adjudicación a las empresas que ofrecen estos insumos, pago de sobreprecios y
contrataciones con proveedores inhabilitados para contratar con el Estado.
Al analizar la adquisición de barbijos vemos que inicialmente la firma CINMOR S.R.L.
suministró barbijos tricapa de un solo uso, marca Dimex, por un valor de $35 la unidad; pero
luego fue tramitada la adquisición de los mismos barbijos, a través de otra firma que se
presentaba como representante de CINMOR S.R.L., por un valor de $68 y $71, lo que
representa un incremento del 94,29% y 104% sobre el valor original.
“Horacio Rodríguez Larreta y Fernán Quirós habían conseguido barbijos por $35 de una
empresa proveedora habitual del estado -CINMOR S.R.L.-, pero decidieron no comprarselos
de manera directa sino a través de una ‘representante comercial’ llamada Roitz S.A., la cual
no esta habilitada para contrato con el estado por incumplir con los requisitos administrativos
del Registro de Proveedores de la Ciudad, y le hicieron 2 compras, una primera a $68 y la
segunda provisión de 600.000 barbijos tricapa de un solo uso, por un valor de $71,40, es decir
un 104% más caro que los $35 ofertados por CINMOR S.R.L.”, explicó el auditor general por
el Frente de Todos, Lisandro Teszkiewicz.
“Estos sobreprecios escandalosos deberían alcanzar para que el Ministro tuviera que dar
explicaciones, pero no son las únicas irregularidades encontradas en el informe, también
pudimos verificar que parte de los expedientes fueron armados luego de que se se hubieran
hecho las compras, llegando a algunos donde ya se había ejecutado el 60% del contrato
cuando se incorporaron los valores de referencia al expediente, lo que quiere decir que
Larreta compra y paga sin saber cuanto cuestan las cosas” continuó el auditor de Peronismo
por la Ciudad.
Tan escandalosos son estos expedientes, que la propia Procuración General de la Ciudad de
Buenos Aires llegó a decir en uno de ellos que no iba a ‘convalidar lo actuado’ porque en el
proceso de contratación no se cumplió con el artículo 11 de la Ley N° 1.218, el mismo Astarloa
que no se ponía colorado para renovar las concesiones de Grúas a 55 mil pesos, le dice a
Larreta esto es demasiado y yo no lo firmo. A lo que el auditor peronista cuestiona “¿Qué es
lo que la Procuración de la Ciudad no quiere convalidar?” , y con el informe de la AGCBA
contesta “las compras directas de insumos médicos realizadas a EZAY S.R.L. que es una
empresa que se dedica al ‘asesoramiento técnico en cambio de marca’, es decir al marketing
de negocios, pero la Ciudad le compró insumos médicos, y esto es a lo que la Procuración
dice ‘¿no será mucho?’ ”.
“En el propio expediente de la contratación directa el Área de Legales dice: ‘se deja
constancia de que la empresa no posea habilitación como distribuidor de productos médicos’,
no cualquiera puede vender insumos médicos, pero la Ciudad se los compró a una consultora
de imagen y marca. Da la sensación que un club de amigos del Larretismo que tienen
empresas, y tenían dólares frescos para invertir, salieron al mercado compraron los insumos
que la Ciudad necesitaba para que Larreta se los compre a ellos con sobreprecios”, precisa el
auditor opositor.
Continuando con el análisis del informe de auditoría, Teszkiewicz agrega “si sobreprecios,
contratos con empresas no registradas como proveedores del estado, o compras de insumos
médicos a consultoras de imagen no fueran suficientes para el escándalo, encontramos que la
ciudad tenía vigentes 4 contratos con proveedoras de barbijos y camisolines, que funcionaban
como órdenes de compra abierta, a los que podía requerir que le provean estos barbijos a un
precio que había sido acordado antes de la pandemia, y en vez de usar esas licitaciones, salió
a realizar compras directas con precios que aumentan entre un 94% y un 104% los costos de
la ciudad y que provocaron una demora en la entrega de los productos, de entre 28 y 46 días,
cuando la necesidad era urgente”

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