Estoy muerto pero no descanso en paz

Tenía 22 años hasta el 21 de febrero del 2022, mis padres me llamaron Matías Ezequiel Antonio (largo para un primer grado) y mi mamá Roxana Sosa, desde ese día en el que me hallaron, trata de encontrar el “qué me pasó”: si me maté, como dicen, o si me asesinaron como creen. Yo lo sé pero, estoy muerto y no lo puedo contar.

Desde muy chico tuve esa sensación de servir, brindar seguridad, protección. Hice muchos trabajos, incluso en casas de comidas y otros, hasta que fui aceptado para entrenarme como Policía Federal. Lo logré; sí, lo hice; a pesar que cuando estaba a una semana de dar mi prueba final casi pierdo mi dedo índice de la mano izquierda, en el que tenía 10 de puntaje en disparo. Dije que cortaba leña, pero los médicos refutaron mis aseveraciones. Sé que pasó. Tampoco puedo contarlo hoy.

El día en que me recibí.

Fue una gran alegría. Sobre todo para mí porque estaba haciendo lo que había soñado. De hecho, mi hermana también lo es. Y me designaron en Comodoro PY, como ‘custodio de conteiner’, al menos eso dicen los papeles.

Esa noche del 19 – 20 de febrero del 2022, custodié oficinas de conteiner, aunque como en todo trabajo, el mío no era la excepción, te piden otras cosas como viajar y custodiar a… También lo hice, no esa noche, pero no figura en ningún escrito y solo le comenté a mamá de mi ausencia, sin corromper mi confidencialidad. Aunque los altos mando lo nieguen.

Estoy a menos de un mes del año de mi muerte y lejos estar esclarecida, mi familia sufre de acosos permanentes: vigilancias, persecuciones, degradaciones (a mi hermana le pasa en la fuerza), armas, sostenidas por manos anónimas, que apuntan a mi madre desde un auto gris. O la siguen a pie. En mi casa había un micrófono, yo no estaba, ya estaba muerto.

Mi cuerpo apareció en Burzaco, el 21 a las 12 am, entre las vías y un purificadora de agua. Boca abajo y no con 2 disparos, sino tres. Sobre unas piedras, boca abajo. No hay testigos. Bueno, sí, uno y clave: el sereno de la planta. Sé que vio cuando una moto salió de ese lugar custodiando un auto, un corsa blanco. Custodiando, parece una paradoja. ¿Un auto desde el que tiraron mi cuerpo que había estado sumergido en agua? Un cuerpo al que sumaron una balazo más a las 11 am y las 1.30 am. Yo sé que me pasó y no soy el único.

Yo, sin vida.

Vos sabés que me pasó, me acompañaste en mi paso por la Academia. ¿Fue mi error? o ¿nuestro error? en una sociedad que no está preparada para mostrarse tal cual somos. No me di cuenta, o no quise, pero te creí, aunque estabas casado y se lo conté a mi confidente. Le conté de vos, mi querido A (letra que uso para no contar quién sos), y le dije que era bisexual. ¿Te acordás cuando le preguntaste a mi mamá si sabía que relación teníamos y ella te contestó que sí? Qué palidez la tuya, parecía la mía de fallecido.

¿Te acordás cuando me arrestaste por decir a unos compañeros que estaba con vos? Fue el día de mi cumpleaños, el 4 de diciembre, me dejaste salir a las 10 de la noche. Te enojaste mucho conmigo. Jamás me habías castigado y eras de esos.

Bueno, no hay pruebas, claro. Mi ‘Iphone’, el que le entregaron a mi mamá y le dijeron que no pudieron abrir hizo que ella lea y estudie y logró hacerlo y: vacío, no había nada, ni la copia de seguridad. La hicieron firmar un escrito en el que decía que el celu era indescifrable. Ya ven que no. Lo mismo le pasó al del sereno que me vio. ¿Casualidad?

Veo guantes blancos y limpios por todos lados.

La carátula inicial de mi muerte fue ‘Homicido Agravado’, hoy se convirtió en ‘Averiguación de causal de muerte’. La bala ¿la primera? fue de lejos, me dio en el corazón. Buen tirador, no; experimentado al menos.

Vi cuando a mi madre le susurraron al oído que no me maté, a 5 días del hallazgo de mi cuerpo mientras personas hablaban de mi suicidio. Vi cuando entraron a casa de mis padres en busca de todo lo que era mío, anotaciones y demás. Igual hay copias de eso. Vi cuando le dispararon la casa a mi abuelo en Quilmes y cuando quisieron atropellar a mi tía, en dos ocasiones. Veo cada vez que a mi mamá la tratan de loca solo por querer saber que me pasó. Lo que yo sé y no puedo decir porque estoy muerto.

También soy testigo de cómo insisten para que mi muerte quede sin razón. Ahí me matan otra vez. Cuando fiscales, abogados y policía evita mi causa me vuelven a matar. Mientras tanto la loca es mi mamá.

Mi mamá sabe lo que es la muerte por mi hermanito Martín, era el más chico; hace mucho, pero fue una enfermedad. Lo mío no, desaparecí o me desaparecieron. Yo lo sé.

Cuando le pidieron a mi madre entre 4 y 6 millones de pesos para representarla como querellante apenas desistió de los abogados de la PFA por desconfianza avalada en pruebas, pensé en que los que no podemos costear vamos a vivir bajo la sombra de la falta de justicia.

Un ‘dermotest‘ que demora un año o negar el video en el que se me ve con vida la última vez cuando salgo del trabajo son acciones a cuestionar en la parte judicial. Parece que en mi familia eso no se puede pedir, ni gestionar. Nosotros no tenemos influencias. Yo no las tuve, solo una: A, cuando estaba en la Academia de la Policía Federal Argentina.

Mi mamá tiene sus hipótesis, anda tras ellas. La familia de una ex, con familiares de Prefectura, la que creo que avisó de mi muerte a un alto mando o mi más que estimado ‘A’.

El fiscal que lleva mi causa es Leonardo Kaszewski, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de Lomas de Zamora, y necesito hacerte una pregunta: sería lógico que me saques de dónde esté y pericies lo que queda de mí, nuevamente, que analices el test de pólvora y compares mi arma con los orificios de balas que quedaron en mis huesos. Qué verifiques mis impactos. Podrías hacer Justicia, esa que impone en sentido de Democracia. Fui humano, serví a mi pueblo y me quitaron todos los honores.

Podrías ponerle custodia a mi familia…, podrías cuidar a mi familia.

Cada uno de ellos merecen tranquilidad y hacer su duelo y yo necesito descansar en PAZ.

Yo sé que me pasó, pero no lo puedo contar, estoy muerto fiscal.

(Texto basado en entrevista a Roxana Sosa)

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