CRÍTICA DE TEATRO: EL CUARTO DE VERÓNICA

 Por Mariana Mei

  Todo transcurre en una habitación  que  al principio  es  un baúl de recuerdos pero poco a poco  se convierte  en un lugar de encierro. El espacio de una adolescente de otros tiempos con una historia inconclusa.

A diferencia de otros soportes ,el teatro  tiene  esa vivencia única que es el momento ,el uso de la voz, los tonos  y solo el apoyo de la iluminación para  obtener  la mirada continua del espectador que debe prestar atención para no perder la trama , los actores elegidos saben hacerlo. Silvia Kutika, Fabio Aste, Fernanda Provenzano y Adrián Lazare conforman un elenco necesario para una obra  con la díficil misión de aterrorizar y lo  consiguen  como así también marcar los ritmos  y contar un  drama . Personajes que van mutando con la efectividad que necesita el argumento. 

 La historia se desarrolla en Boston  de 1973. Susan, de 20 años, es abordada mientras cena con su novio en un restaurante por una encantadora pareja de ancianos que se muestra impresionada por el parecido de Susan con Verónica, fallecida hace mucho tiempo. Susan y su novio , curiosos por la anécdota y enternecidos por  la anciana pareja  los acompañan para ver  el retrato de Verónica 

La obra  escrita por Ira Levin (creador de El bebé de Rosemary) y dirigida  por  Virginia Magnago es una oferta distinta e inquietante que  demuestra que el clima puede crearse sin artificios.

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